sábado, 9 de febrero de 2008

Terrorismo cultural

No hay nada como luchar contra las cosas que se dan por supuestas. Puede parecer un sinsentido hacer algo así sin más propósito que el rebelarse por el simple acto de la rebelión. Pero al fin y al cabo atacar algo que nadie se plantea sirve para entender que en realidad las creencias populares no son más que opiniones discutibles demasiado extendidas. A modo de ejemplos:

1) Puedes hacerlo saltando por la ventana para intentar revocar las leyes de Newton. Sólo tienes que creer que la gravedad no existe y entonces los siete pisos de altura serán un mero colchón de aire sobre el que caminar. Unos pocos se negarían a intentar caminar por el aire, aferrándose a la absurda idea de que los pies tienen que apoyarse en una superficie para poder andar. Nosotros nos reiríamos de ellos, sobre todo cuando nos dijeran chorradas como: yo sólo puedo correr sobre el suelo. Les veríamos las calvas desde la altura con desprecio. Crearíamos a seres mitológicos que se desplazaran reptando y los adoraríamos en templos flotantes. Y las meadas en la vía pública cobrarían la categoría de perversión sexual por lluvia dorada. Quizás seríamos felices.

2) También puedes hacerlo intentando adivinar por dónde va a amanecer cada día. Sólo tienes que despreciar la rotación terrestre y madrugar lo suficiente como para ver amanecer cada día. Hay que tener en cuenta que la gente vulgar se conforma con saber que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo basan esta creencia en la tradición de transmisión de leyendas en el ámbito de la escuela por parte de los maestros a los niños. Una persona lo suficientemente crítica debe ser capaz de rebelarse contra tal doctrina, impuesta a fe ciega, y poder llamar al lugar por el que sale el sol como le dé la gana cada día. Por ejemplo, cuando estoy de buen humor el sol sale por el ombligo y se pone en tu espalda.

3) O puedes luchar contra las convenciones sociales aceptando que las drogas no son un peligro. Al menos no tanto como el ser abstemio. Hay abstemios que no pueden parar de serlo y jamás se proponen cambiar de conducta a pesar de saber que privarse del uso de sustancias psicotrópicas no les aporta alteraciones en la conciencia ni experiencias diferentes. Y es sorprendente ver cómo nadie les recomienda evitar ese tipo de estados del ser harto tediosos, sino que hasta les aprueban por su actitud indolente. Los abstemios corren el terrible riesgo de morir de aburrimiento en un mundo de cosas inalterables y rígidas, el único mundo al que se permiten acceder.

Por supuesto hay más formas de romper con aquello que todo el mundo da por sentado. Estos son únicamente los primeros ejemplos que me han venido a la mente. Tú puedes crear las propias bases de tu mundo destruyendo las que te han enseñado. Sólo tienes que pensar en algo sin lo cual el mundo, tal y como lo conoces, pasaría a ser distinto, absurdo o sencillamente sin lo cual no sería. Y una vez tengas definido ese pilar de la realidad (de tu realidad) colócale una carga de explosivo hecho de imaginación. Reviéntalo. Y disfruta con las ruinas.

1 comentario:

hekubita dijo...

Sólo hace falt aun poco de esfuerzo para olvidar las leyes de la física... Y si no, imaginación, que para eso la inventaron

Un besito!