lunes, 31 de marzo de 2008

Gente madura

Tal vez algún día seas un adulto responsable y tengas que trabajar para poder mantener tu vida como trabajador. Pagar la hipoteca, las letras del coche. Soñar con montar una familia como Dios manda. Tal vez algún día te toque ponerte una corbata. Meterte la camisa en el pantalón, teniendo cuidado en que quede por encima de los calzoncillos, eso sí. Peinarte a raya, con gomina si no se mantiene. Echarte un poco de colonia y correr hacia el coche. Entrar a las 8 en la oficina. Hacer un descanso a eso de las 11:30 para tomar café. Tendrás que saberte los resultados del fútbol de la semana si no quieres que los otros te ignoren. Retornar a tu puesto de trabajo hasta que te dejen marchar para comer. Como si realmente estuvieras obligado a vivir así. Puede que tengas que volver por la tarde. Eso ya dependerá de las condiciones del contrato. Acabar la jornada, coger el coche de vuelta, chuparte otro atasco como el que has pillado por la mañana pero en sentido inverso. Cenar en casa la típica comida precocinada para la gente madura. Después ver un rato lo que echan en la televisión en prime time, hasta que te mueres de sueño y decides ir a la cama. Ponerte el pijama. Suspirar. Subir al desván antes de acostarte para comprobar que el cadáver de Peter Pan sigue pudriéndose ahí. Y que tu sombra continúa pegada a los pies. Como cada día.