viernes, 23 de mayo de 2008

Boceto para un viaje a solas

Una maleta prácticamente vacía será suficiente. De nuevo la necesidad de huida.
Hacer ganchillo con las palabras para que parezca que no es un final definitivo. Para que nadie te eche de menos mañana. A veces es más fácil callar.
Un paquete de cigarrillos en las últimas. Volverás, sí. Pero no serás nunca el mismo. Más viejo, más feo, más derrotado. Podrás echarle la culpa al tiempo. Todo el mundo acaba haciéndolo. Como si fuera la única razón de la decadencia.
En el andén no hay nadie que se despida de ti. Así es más fácil, evitando la sensación del chicle que se despega de la suela, evitando cualquier suela.
Auriculares, música. Bob Dylan gritando en tus orejas. Una canción grabada hace 33 años sobrevive para poner banda sonora a tu éxodo.
El milagro de la inmortalidad.
Porque sobrevivir es recordar. Y claro, olvidar es asesinar.
Según avanza el tren sientes cómo un montón de cuchillos se clavan en tu espalda.

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