domingo, 4 de octubre de 2009

El ser por la mañana

Es levantarse y notar cómo la sangre baja de la cabeza y se deposita en algún lugar de los pies como un charco deprimente. Es mirar por la ventana (alguien se ha olvidado de bajar la persiana) y ver llover. Es la arcada que todo eso conlleva.
Es enfrentarse al desayuno, a la ducha matutina, al váter más o menos limpio. Es hora de vestirse. Es hora de vivir. O al menos de intentarlo.
Es estar a punto de salir por la puerta, cansado, ojeras. Es darse la vuelta y dejar pegado un post-it en el frigorífico. Es un post-it pero podría ser un puñetazo.
Es volver a la habitación en calidad de espectador. Es ser un espectador de tu propia obra. Es ver el cuerpo desnudo que dejas abandonado entre las sábanas. Es como escribir lo que no te gustaría leer.
Es algo parecido al miedo.
Es huir.

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