lunes, 28 de febrero de 2011

Fuck me, I'm famous

Regla de oro: tener la capacidad para llegar a todo el mundo no implica llegar a todo el mundo. A veces hay que empezar por las obviedades para poder destruir los sueños. Nos ofrecieron un inmenso descampado para que hiciéramos con él lo que quisiéramos. A pesar de encontrarnos aturdidos ante el infinito de posibilidades, no tardamos en hacer lo que mejor sabemos hacer: fuimos egoístas. Lo teníamos todo a nuestro favor: nunca había sido tan fácil actuar como gurús. Aceptamos el culto a la imagen como derecho fundamental. Stalin puso estatuas de sí mismo por toda la URSS. Nosotros, pequeños megalómanos como somos, pusimos fotos de nosotros mismos por toda la Red. Construimos púlpitos donde no había nada, creímos que era el momento para que el mundo nos escuchara. Pero se nos olvidó que el mundo tenía que querer escucharnos. Balbucear el mensaje no ayuda en un lugar donde todo el mundo está balbuceando. ¿Será sólo cosa mía o es que esta habitación acolchada a la que llamo blog no es más que una más de los millones de habitaciones acolchadas del gigantesco manicomio de Internet? Millones de imbéciles soñándose creadores ante el auditorio desierto, pero, ¿cómo vamos a tener público si todos estamos actuando a la vez? Nuestro único público son las miradas de reojo que nos propinan los que están actuando en el escenario de al lado. Lo común se devalúa: las opiniones se devalúan, las creaciones se devalúan. El silencio es un valor al alza. Hablar a solas ya es algo demasiado normal. Miradnos: somos animales en un matadero soñando con ser la mejor carne del mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero el que te lee, además, puede tener criterio, y pensar que, en general, tu blog es bastante bueno ;)

Anónimo dijo...

A veces por suerte alguien baja del escenario, se sienta en una butaca y le deja el turno al otro.

Después ya veremos. Las políticas sociales, el comunismo, la democracia son bien jodidas para la cultura, que necesita un inmenso elitismo para evitar ser solamente el devenir de la masa zumbando a la vez.