Algún día nos acercaremos a los nietos y les hablaremos de nuestra juventud.
Les diremos que vimos caer las Torres Gemelas. El atentado en el cercanías de Madrid. Y el del metro de Londres.
Que vivimos el lento final del comunismo. Y después vivimos el lento final del capitalismo.
Vivimos todos los lentos finales que nos dio tiempo a vivir.
Bombardeamos Irak. Bombardeamos Libia. Bombardeamos Kosovo. Bombardeamos Afganistán. No necesariamente en este orden.
Asistimos impasibles a la devastación de Japón. Y a otras muchas tragedias naturales. El Katrina, el terremoto de Chile, el de Haití, inundaciones en la India y otros sitios, en tantos sitios que a uno se le acaban por olvidar las tragedias.
Tuvimos miedo de la energía nuclear, entre otras razones porque no sabíamos bien cómo funcionaba la energía nuclear.
Tuvimos mucho miedo de muchas cosas.
Discutimos mucho sobre ecología y el cambio climático. Pero sobre esto no hicimos nada más que discutir.
Empezamos a utilizar Internet como si en Internet estuvieran todas las respuestas. Al tiempo descubrimos que sólo había gente preguntando las mismas preguntas de siempre.
Aprendimos que el poder sólo cambia de manos, pero no se crea, no se destruye y ni siquiera se transforma.
Les contaremos las numerosas equivocaciones que cometimos a lo largo de la vida.
Etcétera.
Y cuando nos pregunten: ¿por qué?
Les daremos unas palmaditas en la cabeza.
Les diremos con una sonrisa que cuando sean mayores lo entenderán.
Porque cuando sean mayores y no entiendan absolutamente nada, nosotros ya estaremos muertos.Les diremos que vimos caer las Torres Gemelas. El atentado en el cercanías de Madrid. Y el del metro de Londres.
Que vivimos el lento final del comunismo. Y después vivimos el lento final del capitalismo.
Vivimos todos los lentos finales que nos dio tiempo a vivir.
Bombardeamos Irak. Bombardeamos Libia. Bombardeamos Kosovo. Bombardeamos Afganistán. No necesariamente en este orden.
Asistimos impasibles a la devastación de Japón. Y a otras muchas tragedias naturales. El Katrina, el terremoto de Chile, el de Haití, inundaciones en la India y otros sitios, en tantos sitios que a uno se le acaban por olvidar las tragedias.
Tuvimos miedo de la energía nuclear, entre otras razones porque no sabíamos bien cómo funcionaba la energía nuclear.
Tuvimos mucho miedo de muchas cosas.
Discutimos mucho sobre ecología y el cambio climático. Pero sobre esto no hicimos nada más que discutir.
Empezamos a utilizar Internet como si en Internet estuvieran todas las respuestas. Al tiempo descubrimos que sólo había gente preguntando las mismas preguntas de siempre.
Aprendimos que el poder sólo cambia de manos, pero no se crea, no se destruye y ni siquiera se transforma.
Les contaremos las numerosas equivocaciones que cometimos a lo largo de la vida.
Etcétera.
Y cuando nos pregunten: ¿por qué?
Les daremos unas palmaditas en la cabeza.
Les diremos con una sonrisa que cuando sean mayores lo entenderán.