domingo, 4 de agosto de 2013

Mono

Si no tienes expectativas, nada te puede decepcionar.
Pues eso: hemos llegado aquí, yo escribiendo, tú leyendo. Y ni tú ni yo esperamos que el tedio se nos vaya a quitar por compartir este trocito de espacio. Por mucho que enciendas esa linterna, esto es un puto agujero negro. No, tampoco nos valen las cerillas. No es que aquí nos sobre el oxígeno. ¿Qué tal si nos quedamos muy quietos sin decir nada? Esperando sin esperanza. Como heroinómanos pasando el mono, soñando con un chute que nunca nos llegará. Paralíticos soñando con caminar. Dementes que intentan recordar. Siempre nos quedará el pasado. La vida es un paseo por un callejón sin salida. No es que me guste el melodrama, es que soy realista. Puede que no sepa de qué va la película, pero al menos sé que no tiene final feliz. No espero que lo entiendas. Por eso no me desilusionaré cuando no lo hagas. Los mejores seres humanos consiguen como recompensa un hueco en los libros de historia. Deja para los demás lo que no quieras hacer hoy. El fracaso no es una derrota. En realidad es lo normal. ¿Serás tú uno de los escogidos? ¿El líder de algún movimiento que morirá con el tiempo? ¿Hay algo que no muera al cabo de un tiempo? Seas quien seas, estás aquí encerrado conmigo. Algo debes haber hecho mal para acabar aquí. Quizás lo mejor que se puede esperar de nosotros es que yo escriba esto y que tú lo leas. No hay nada detrás. No hay trampa. Sólo el silencio del gatillo después de la detonación. Nada por aquí, nada por allá. Literatura como balas taladrando tu cerebro. Unidireccional. Abriéndose camino. Haciendo el trayecto de un gigantesco piercing en tu calavera. Un rehén asesinando a otro. Sin motivo. Porque no tenemos nada mejor que hacer. Yo disparo, tú quedas al borde de la muerte. Se escribe mejor si tienes hambre, si tienes sed, si tienes ese picor que queda en ese punto de la espalda que no te puedes rascar. Se lee mejor si has colmado todas tus necesidades y estás, por lo demás, ocioso. Eso es lo que nos diferencia, aunque estemos en este mismo agujero. El hambre. La sed. La incomodidad. El dolor. 
En fin, ¿no tendrás un cigarrillo?