El cantante del grupo de pop, en un momento de claridad, al ver a toda esa gente corear de pe a pa las frases que él había compuesto y que, en realidad, muchas veces no tenían el más mínimo sentido, paró de cantar en medio del estribillo, ante lo cual el público se lo tomó como una invitación a continuar a todo pulmón con el karaoke grupal, y la banda siguió tocando la melodía machacona sin reparar en nada extraño, público y músicos juntos en comunión, hasta que, al acabar la canción, nadie sabía dónde se había metido el cantante.