El crujido
no siempre avisa peligro.
A veces es lo contrario;
rendija, salida, escapatoria
o esperanza.
En mi barrio de pavimento
resquebrajado
la hierba brota indomable
las flores emergen imparables;
son reconquista de lo arrebatado.
En mi barrio de casas decrépitas
de vida aparentemente agotada
de tiempos mejores que nunca volverán
se escucha todos los días
el crujido
y parece preludio del derrumbe,
pero es augurio de primavera.