lunes, 25 de febrero de 2013

¡Bum!

Decir: volveré para la cena, sabiendo que no será posible. Silbar una canción que a ella le gusta mucho. Coger el camino más largo. Pasado un tiempo, el gato de Schrödinger muere de todas formas. Los vecinos avisarán a los bomberos de que algo huele mal en el apartamento. Parar en una gasolinera y comprar cerveza. La probabilidad de que acabes muerto es de un 100%. Preparar una nota de despedida. Lo más sencilla posible. Como si fuera un suicidio. Por si acaso. Elegir un sitio apartado para aparcar. Esperar a que se haga de noche para salir del caballo de Troya. En algún sitio del mundo alguien debe estar haciendo la misma cuenta atrás. La cerveza es para soportar la espera, claro. Mirar de soslayo el paquete sobre el asiento del copiloto. En algún sitio del mundo alguien está teniendo un orgasmo. Abrir otra cerveza. Quitar el papel de regalo de la caja de Pandora. Con nervios, como si fuera tu cumpleaños. En algún sitio del mundo alguien está disparando a otra persona. Tener la sensación de cabalgar sobre una bomba atómica. Tener la sensación de que tu trabajo es el peor del mundo. Coger el trasto con las manos. Pensar que es una estupidez eso de que hagan falta cuatro jinetes. Con uno basta. Hoy en día cualquiera se mataría por tener ese trabajo. Aunque el sueldo no sea gran cosa. Aunque el turno sea de noche. Y te paguen por horas. Dar un último trago a la cerveza. En algún lugar del mundo alguien se muere solo y sin descendencia. Ni falta que le hace. Dudar por un momento si apretar el botón rojo o no. Mirar de nuevo el reloj. Ya no queda cerveza. Imaginar que tienes cuernos, rabo y un tridente. Y que te llamas algo así como Lucifer. Imaginarte que no eres un currito de mierda. Putas Empresas de Trabajo Temporal. Mirar de nuevo el reloj. Es la hora. En algún lugar del mundo alguien se está sacando un moco mientras espera a que se ponga verde el semáforo. Sonreír. A la mierda, mandar todo a la mierda. 

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