viernes, 24 de octubre de 2008

Apocalipsis

Empezaba en un coche. Chocando frontalmente contra otro coche conducido por la misma persona, y después la antimateria, el olor a chorizo ahumado, las cucarachas huyen de mi piso rumbo a las cloacas, la oscuridad, los gritos, el silencio, sales del cuarto semidesnuda y me abrazas asustada, me das el último beso como en las despedidas de verdad, sabe a poco pero comienzan a aparecer las grietas de las paredes, un hilillo de baba cuelga de tu labio, te lo retiro con el índice, escombros en la puerta del hall, va a ser difícil salir de aquí, revientan las cañerías y el agua invade, inunda, crece, y después se contrae, nos contraemos, miro alrededor y estás ahí llorando, yo también estoy llorando y me doy cuenta de que es la hora de que suene el despertador, quizás lo haga ahora que alargas tu brazo hacia mí antes de lo definitivo, quizás despierte ahora que es (eres) posible, y entonces tendré que madrugar, ir a clase, sonreír, estar lejos de ti: todas esas pequeñas miserias hechas realidad.

No hay comentarios: