Es como estar solo. Asomándose a un agujero ciego.
Enfrente, un animal muriendo. Un pez boqueando.
Unos párpados vacíos. El miedo a abrirlos.
Saliva. El beso definitivo.
Frotar la lengua contra el origen del mundo.
Deshacerlo. Aspirarlo. Escupirlo. Amarlo.
Todas las cosas que importan dentro de la boca.
Un terremoto. Hadrones colisionan.
Hiroshima y Nagasaki.
Un redoble de tambor.
Un gemido. Alguien gime. Encima del colchón.
De pronto todo se vuelve real. Descriptible. Definido. Asqueroso.
Una melancolía instantánea en el paladar.
Demasiado carpe diem para tan poco rato.
Y nadie se atreve a hablar.
Enfrente, un animal muriendo. Un pez boqueando.
Unos párpados vacíos. El miedo a abrirlos.
Saliva. El beso definitivo.
Frotar la lengua contra el origen del mundo.
Deshacerlo. Aspirarlo. Escupirlo. Amarlo.
Todas las cosas que importan dentro de la boca.
Un terremoto. Hadrones colisionan.
Hiroshima y Nagasaki.
Un redoble de tambor.
Un gemido. Alguien gime. Encima del colchón.
De pronto todo se vuelve real. Descriptible. Definido. Asqueroso.
Una melancolía instantánea en el paladar.
Demasiado carpe diem para tan poco rato.
Y nadie se atreve a hablar.
1 comentario:
Miserable, es demasiado bueno. Y encima me tocas los hadrones. Vuélvete a León y vuelve a ser alcanzable.
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