Ahora que lo dices, yo siempre lo tuve claro: lo importante es no sufrir. Pasar por la vida sin rozarte contra sus muros, impoluto, virginal de desgracias, libre de cicatrices. ¿Para qué pasarlo mal si hay otro camino? Al principio fue difícil, lo reconozco, y cometí algún que otro pequeño error de cálculo. Porque hay reacciones que no se pueden predecir con facilidad, es cierto. Puedes tener la situación perfectamente calculada, las pautas de conversación estudiadas, con todas las variantes posibles, y un factor ambiental, como puede ser la lluvia, que haya mucho ruido o lo que sea, un solo factor que no esté en la ecuación, puede tirarte las probabilidades de felicidad. Pero con la práctica perfeccioné el método. Eliminé los riesgos ambientales, empecé a utilizar habitaciones privadas preparadas por mí hasta el más mínimo detalle. Sin climatología, sin el riesgo que implica un mal camarero o un tipo que fume demasiado en la mesa de al lado. Antes de quedar con alguien realizaba el pertinente estudio de la personalidad, preparaba las variantes de conversación, la vestimenta adecuada, todo al detalle para que las probabilidades de éxito fueran de más del 95%. Sí, lo has oído bien. No conozco a nadie que tenga tanto éxito en sus relaciones personales. Y cuando hablo de éxito me refiero a felicidad. Bien, eso ocurre en la primera cita, que es el momento crítico. Luego todo es más sencillo, aplicando mis estudios sobre el comportamiento humano, basados en los errores documentados en las experiencias de gente desgraciada, soy capaz de llevar la relación por cauces indoloros para ambos. En definitiva, todos mis actos están planificados con antelación. Puede parecer algo reprobable, pero yo no quiero nada más que ser feliz. Pero no te asustes. Sé lo que estás pensando: esta habitación tiene las paredes de tu color favorito, la decoración te parece maravillosa, hemos hablado de todo lo que te gusta hablar, etcétera. Así que, ¿por qué te estoy contando todo esto? ¿Por qué confesar mi estrategia a pecho descubierto? Reconozco que son buenas preguntas pero me parece que también deberías preguntarte: ¿y si contarte todo esto no es más que una parte de mi plan? ¿Y si he calculado que al contarte mi estratagema la probabilidad de que tú y yo seamos felices es aproximadamente del 100%? O también puede ser que todo esto sea mentira y yo no sea más que un tipo cualquiera que te está intentando engatusar y desnudar y que te va a prometer una llamada que nunca llegará. Yo te diré que nunca haría eso, claro. No te voy a poner las cosas tan fáciles. Porque a partir de ahora esto no va de lo que yo vaya a decir. Esto depende de lo que tú vayas a hacer. Así que, antes de decidir entre huir o quedarte, piensa: ¿y si es cierto? ¿Y si voy a ser feliz? ¿No merece la pena probar suerte?
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