lunes, 4 de agosto de 2014

Borrachos

Los chicos estaban borrachos. Era la única forma de soportarlo, como entenderás. ¿El qué, dices? ¿Soportar el qué? Pues qué va a ser: la vida. La vida es eso que hace que nosotros, monos evolucionados, mazacotes de carne recubiertos de pelo, pequeños acúmulos de átomos sobre la Tierra, a veces, cuando estamos solos, nos quedemos en silencio y nos demos cuenta de que podemos meter la mano en esta bolsa gigantesca que es la existencia y moverla con horror hacia todos lados sin encontrar nada, y no nada que merezca la pena sino simplemente nada. Y es entonces cuando nos conformaríamos en esos momentos con cualquier cosa, con un poco de algo, porque cualquier miseria nos vale para creer que hay algo después de esta bella alucinación, sea lo que sea, signifique lo que signifique este gratuito y absurdo periodo de lucidez. Así es: por eso los chicos estaban borrachos. Era verano, eran adolescentes y sus únicas alternativas eran el botellón o la alienación que conocemos como realidad. Qué iban hacer si no, ¿llorar? O lo que es peor, ¿escribir? No hacen falta más lágrimas ni más poemas en este planeta. Aunque bien es cierto que el hecho de que no hagan falta no quita que nos guste mucho exprimirnos a nosotros mismos, así hasta dejar bien documentado nuestro camino, con este rastro de babas que es al final la biografía: rastro de babas y lágrimas, de semen, de sudor y también, por qué no, de poemas, de esos que se salen y se mueren fuera de uno, sobre el papel como sangre seca, poemas abandonados en el pasado como mudas de la piel de una serpiente que se arrastra y se aleja hacia la muerte. Por tanto, era mejor de esta manera. Mejor no saber por qué, mejor beber hasta caer en la inconsciencia y alejarse de un futuro que a los chiquillos sólo promete retos que superar, desafíos que aparecen uno tras otro sin parar, correr meta tras meta sin saber para qué, ser adulto en definitiva: fingir que todo es importante y fundamental. Es mejor que beban y que cuando vean unas luces y unas sirenas se pregunten si tendrán que huir porque se trata de la policía o si tienen que empezar a mirar a su alrededor a ver si es que a alguien le ha dado un chungo y está en coma etílico o algo así. Es mejor eso que vivir y tener que soportar lo que a uno se le viene encima: universidad, trabajo, facturas, impuestos, nómina, cartilla del paro. Es mejor beber sin parar que responder a la pregunta: ¿dónde te ves dentro de 10 años? Porque la vida mejora después de vomitar todo el whisky del mundo. O al menos yo te habría dicho algo así hace unos 10 años. Cuando no respondí a la pregunta por miedo a acertar. Porque creí que dentro de 10 años estaría muerto. Parece que no es lo mío eso de adivinar. 

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