martes, 29 de julio de 2008

Mensaje en una botella

¿Te acuerdas de Tico? Siempre estigmatizado por su nombre, ese que con todas las letras era: Patético. ¿Recuerdas a los demás riéndose de él? Paté, le llamaban. Y nosotros, como éramos sus amigos (todavía no sé muy bien por qué, puesto que lo único que hacía era apartarse y callar, mirándonos con esa mezcla de respecto y envidia que nos tenía), le llamábamos Tico, Tico a secas, y eso lo convertía en alguien más cercano, lo hacía normal a nuestros ojos y gracias a ello podíamos soportar su compañía o, incluso, defenderle. Se podría decir que estar con Tico era nuestra buena acción de cada día, era donar el 0,7% al Tercer Mundo con la esperanza de que dejara de ser el Tercer Mundo, de que dejara de ser Patético para ser sólo Tico. Pero, por más esfuerzo que pusiéramos en nuestra tarea de integración, a Tico sólo lo veíamos en clase, nunca quedaba con nosotros para ir al parque a jugar o a correr como locos, o a ir al cine o a lo que fuera que hiciéramos para perder el tiempo.
Cuando cambiamos de instituto dejamos de saber de él. Igual que llegó, se fue de nuestras vidas. En silencio. Y ahora, ahora tan sólo es un recuerdo que vuelve en alguna cena de antiguos alumnos, cuando todos estamos un poco trasnochados y demasiado bebidos como para callar. Entonces puede surgir Tico, como un tema de conversación fantasmagórico. Alguien dice: ¿Te acuerdas de Tico?, y seguidamente podemos hablar horas sobre él a pesar de que nunca lo llegamos a conocer de verdad.
El otro día Juan se lo encontró por la calle, le saludó. Al parecer Tico, un tanto desaliñado, se paró y le miró. Juan dijo que nadie le había mirado así antes, que luego murmuró algo y se fue. En silencio. Como siempre. Supongo que es que Tico siempre fue como un mensaje en una botella flotando en el patio del colegio. Nosotros cogimos la botella y la protegimos, la protegimos con todas nuestras fuerzas. De hecho, logramos que la botella nunca se rompiera. Pero jamás llegamos a leer el mensaje. Éramos un montón de analfabetos delante del Quijote.
Sí, vaya si me acuerdo de Tico.

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