A la entrada de la biblioteca hay un charco que huele a lágrimas. O a sudor frío. Hay un montón de cuerpos fumando asustados y/o tomándose un asqueroso café de máquina. Un conjunto de cuerpos pensando en preguntas de test y esquemas y subrayadores fosforitos y post-its de colores. Recordando o esperando tiempos mejores. Creen que más allá de febrero las cosas mejorarán. No se dan cuenta de que en realidad la vida consiste en recordar y esperar.
Mientras, algunos deciden desesperados inmolarse zambulléndose dentro de un vaso de agua.
Mientras, algunos deciden desesperados inmolarse zambulléndose dentro de un vaso de agua.
2 comentarios:
Snif... Snif... Huele a miedoooooo. Jejejeje. Malditas bibliotecas, qué de horas hay que pasar en las jodias de ellas... al menos el sudor da calorcito al ambiente y no morimos por congelación, sólo por estres xDDD
Besitosssss
Quizá sea peor que eso. Pensarán que van a salir triunfantes y no lo harán.
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