Lo más probable es que te mueras de un infarto. Y que te dé a primera hora de la mañana. Desayunando. O viendo en la televisión las primeras noticias del día (que en realidad son las noticias del día anterior). Justo en hora punta de tráfico. La naturaleza sabe ponernos la zancadilla.
Entre los síntomas clásicos del infarto de miocardio está la sensación de muerte inminente. Suena espeluznante. Sin que tengas ni puta idea de medicina puedes, no ya saber, sino sentir que te vas a morir. La diferencia está en que si sabes que vas a morir puedes racionalizar el momento. Puedes llamar a tus hijos (si tienes) o a tu mujer (si tienes) o a tus amigos (si tienes) o al vecino (si no tienes a nadie más) y decir unas últimas palabras para la posteridad, algo como: "no me arrepiento de nada", "os quiero" o incluso un chulesco "nos veremos en el otro lado, chicos". Como en una película. Sin embargo ten en cuenta que eso no va a pasar. Lo que va a pasar es que sentirás que vas a dejar de existir. Y cuando sientes algo te aferras a lo más irracional de tu encéfalo. Envuelto en sudor frío, con una ansiedad de muerte en el pecho, si acaso es que sigues consciente, gritarás socorro. Puede que tires el café con leche por el suelo de la cocina. Eso, claro está, si no tienes la cabeza lo suficientemente abducida por alguna religión como para aceptarlo de manera natural e irracional. Si esa es tu situación, piensa que los curas también van al médico cuando Dios les llama al cielo. Acto seguido llamarás tú (en un acto de lucidez demencial) o algún familiar asustado al 112. Quizás la ambulancia llegue a tiempo. Quizás llegues a tiempo al hospital. Y después de haberte curado te mandarán a casa con un montón de recetas para poder sobrevivir unos pocos años más. Más te vale que si has tenido suerte pienses unas bonitas palabras de despedida para cuando te vuelva a pasar. Y que la próxima vez no tires el café con leche. Que luego habrá que limpiarlo. Y dudo mucho que tú puedas hacerlo cuando estés en estado de descomposición.
Entre los síntomas clásicos del infarto de miocardio está la sensación de muerte inminente. Suena espeluznante. Sin que tengas ni puta idea de medicina puedes, no ya saber, sino sentir que te vas a morir. La diferencia está en que si sabes que vas a morir puedes racionalizar el momento. Puedes llamar a tus hijos (si tienes) o a tu mujer (si tienes) o a tus amigos (si tienes) o al vecino (si no tienes a nadie más) y decir unas últimas palabras para la posteridad, algo como: "no me arrepiento de nada", "os quiero" o incluso un chulesco "nos veremos en el otro lado, chicos". Como en una película. Sin embargo ten en cuenta que eso no va a pasar. Lo que va a pasar es que sentirás que vas a dejar de existir. Y cuando sientes algo te aferras a lo más irracional de tu encéfalo. Envuelto en sudor frío, con una ansiedad de muerte en el pecho, si acaso es que sigues consciente, gritarás socorro. Puede que tires el café con leche por el suelo de la cocina. Eso, claro está, si no tienes la cabeza lo suficientemente abducida por alguna religión como para aceptarlo de manera natural e irracional. Si esa es tu situación, piensa que los curas también van al médico cuando Dios les llama al cielo. Acto seguido llamarás tú (en un acto de lucidez demencial) o algún familiar asustado al 112. Quizás la ambulancia llegue a tiempo. Quizás llegues a tiempo al hospital. Y después de haberte curado te mandarán a casa con un montón de recetas para poder sobrevivir unos pocos años más. Más te vale que si has tenido suerte pienses unas bonitas palabras de despedida para cuando te vuelva a pasar. Y que la próxima vez no tires el café con leche. Que luego habrá que limpiarlo. Y dudo mucho que tú puedas hacerlo cuando estés en estado de descomposición.
2 comentarios:
no te sienta bien estudiar cardio...
filo
¿y cómo es la sensación de muerte racional?
Publicar un comentario