martes, 26 de mayo de 2009

La espera (2)

No soy entomólogo, eso está claro. Aún así estoy convencido de que los bichos que he visto corretear sobre los azulejos de mi baño son cucarachas. Y, aunque realmente no lo sean, a efectos prácticos nos da lo mismo. Para nosotros esos bichos serán cucarachas. Esa será la designación que usaremos, vosotros y yo, para referirnos a esos bichos a partir de ahora. Cucarachas. Pues bien, esas cucarachas sólo aparecen de madrugada. No sé de dónde salen, Pablo dice que debe haber un agujero detrás del bidé. Pero a mí me da igual por dónde salgan, a mí lo que me inquieta es que lo hagan siempre a esas horas intempestivas. No las veo muy a menudo, algún día que coincide que llego a casa a las 2 de la mañana, por poner un ejemplo, y entro en el baño, doy la luz y descubro una de ellas in fraganti, la cual corre como loca hacia ninguna parte, puesto que yo, al igual que hago siempre que me topo con alguna, acabo por aplastarla y por depositar su cadáver en el agua del váter. A veces entro al baño de madrugada (en este punto sois libres de imaginar a qué voy al baño a esas horas) y no veo ninguna pero que están ahí. Y sin embargo, a pesar de saberlo, soy capaz de dormirme pese a ser consciente de que ellas están unos metros más allá explorando mi baño, sólo mi baño, porque nunca salen más allá de los mismos tristes azulejos, explorando el lugar donde cada vez que me encuentro con una mueren, mueren irrefutablemente, y así, poco a poco, mientras recuerdo las suelas de mis zapatillas manchadas con sus restos mortales, pasan las noches, procurando ignorarnos mutuamente. Y es que ya ni siquiera me motiva matar cucarachas. Se me está quedando un rictus fatídico en la cara, una mirada dura, una sonrisa triste. Estoy instalado en una abulia perenne. Y esto también se ha extendido a mi blog, se ha extendido a la historia de Tel y Gabriel. Debería contar quién llamó a Tel y lo que le pidió, qué era eso tan urgente que obligó a esperar a Gabriel un par de horas por ella. Debería contar por qué ella llegó temblando, por qué se quedó sin cigarrillos. Debería contar qué le pasó a Gabriel mientras esperaba a Tel. Porque esta historia empezaba con un final feliz. Y yo tenía que acabarla con un comienzo trágico y absurdo. Pero no pude hacerlo. Estos días he pasado delante del ordenador igual que paso delante del baño, obviando las cucarachas, obviando las vidas ficticias de Tel y de Gabriel, vidas incompletas, vidas de la longitud de un beso. Tenía que escribirlo, no por mí, sino por ellos dos. Y no pude. Ahora serán felices, inmersos en un beso ad eternum, incompletos, pero felices para siempre. Todo por culpa de mi desidia. Pido perdón. Porque les he fallado a ellos. Porque os he fallado a vosotros. Porque les he fallado a las cucarachas. Perdón.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sé de alguien con bata que podría ayudarte con esos artrópodos.
T. y G. saben que se les rasgará la felicidad en cuanto se te descongelen los dedos de la voluntad, así que no creo que tengan prisa
Y en cuanto al tercer problema es decir tú mismo,eso ya es más difícil... si te ayuda pensar que hay por aquí una nueva lectora que promete comentar, por aquí me verás pulular. (Pero no se te ocurra pisarme). Bye!

Anónimo dijo...

Tranquila, para pisarte ya estoy yo.

kcuP dijo...

El inconveniente de pisarla es que detrás voy yo. Y no te va a gustar precisamente...

Anónimo dijo...

2x1 Ofertas Carrefur.
Doble Diversión.

ckuP dijo...

doble diversion¿
ni tengo blog ni se me da bien escribir. soy consciente de ello. sin embargo tu eres excesivamente pedante.
y a tu hostilidad hacia aydsu se responde con mas hostilidad.

Anónimo dijo...

Por no tener no tienes ni nick, que tienes que andar copiando el mio dado la vuelta.

Tiene gracia que a pesar de lo que se me acuso en el otro blog en realidad eres el primero de los tres que emite una descalificación en el terreno de lo personal. ¿Puedante? Quizas. O quizas es todo una pose.

En cuanto a esa hostilidad que se supone me merezco estoy deseando que llegue. Me entristece que lo unico que he visto por tu parte hasta ahora son frases tan amenazantes como vacias.

Un besito,