Esta vez no empezaré hablando de tu boca entreabierta. Ni de tus párpados cerrados. Ni de la luz mortecina, más que suficiente para dibujar el contorno de los cuerpos.
Esta vez no hablaré de dedos apretando el corazón hasta hacerlo sangrar.
Esta vez no mandaré más cartas. Ni te escribiré "tq" en las páginas de un cuaderno o en la pantalla de un móvil; evitaré los acrónimos de mis sentimientos.
Esta vez obviaré los temas controvertidos. Nada de homenajes a gente que se pica heroína en medio de un descampado o en medio de la nada. Nada de alcohol hasta la náusea. Nada de enfermos muriendo en las camas de un hospital, ni de cómo las ambulancias se dedican a reponer el cargamento de los coches fúnebres. Nada de eutanasia, ni de fetos abortados, ni de células embrionarias que curan el Alzheimer. Tampoco hablaré de Ramón García dando las uvas en Antena 3.
Esta vez no mentaré el fútbol, ni siquiera el barça-madrid con sus miles de palurdos acudiendo en masa a reunirse en torno al Camp Nou y a los televisores de bares y domicilios y que celebran los goles como orgasmos, o peor: como si fueran mejores que los orgasmos.
Esta vez no pediré nada a los Reyes Magos. No quiero que me defrauden más.
Y esta vez no te enseñaré ninguna foto: sólo podrás acceder a mí a través de las palabras y de las letras, sólo podrás tocarme y acariciar mi piel con las preposiciones de lugar y los sustantivos, resbalar sobre los labios diciendo el verbo, provocando los susurros llenos de adjetivos y de pronombres demasiado personales, demasiado reales.
Igual que eyacular en presente de indicativo.
Esta vez no hablaré de dedos apretando el corazón hasta hacerlo sangrar.
Esta vez no mandaré más cartas. Ni te escribiré "tq" en las páginas de un cuaderno o en la pantalla de un móvil; evitaré los acrónimos de mis sentimientos.
Esta vez obviaré los temas controvertidos. Nada de homenajes a gente que se pica heroína en medio de un descampado o en medio de la nada. Nada de alcohol hasta la náusea. Nada de enfermos muriendo en las camas de un hospital, ni de cómo las ambulancias se dedican a reponer el cargamento de los coches fúnebres. Nada de eutanasia, ni de fetos abortados, ni de células embrionarias que curan el Alzheimer. Tampoco hablaré de Ramón García dando las uvas en Antena 3.
Esta vez no mentaré el fútbol, ni siquiera el barça-madrid con sus miles de palurdos acudiendo en masa a reunirse en torno al Camp Nou y a los televisores de bares y domicilios y que celebran los goles como orgasmos, o peor: como si fueran mejores que los orgasmos.
Esta vez no pediré nada a los Reyes Magos. No quiero que me defrauden más.
Y esta vez no te enseñaré ninguna foto: sólo podrás acceder a mí a través de las palabras y de las letras, sólo podrás tocarme y acariciar mi piel con las preposiciones de lugar y los sustantivos, resbalar sobre los labios diciendo el verbo, provocando los susurros llenos de adjetivos y de pronombres demasiado personales, demasiado reales.
Igual que eyacular en presente de indicativo.
2 comentarios:
Tio, no sé como lo haces. Acabo de ver tu blog y sigues escribiendo igual que siempre, bestial. Cada vez que leo uno de tus textos se me pone la piel de gallina.
No pienso perderme ni uno más, voy a leer todos y cada uno de ellos, porque sin duda mereces un seguimiento de cerca ^^
Además, me siento supercontenta (o sea, flipa) de ser la estrenadora de comentarios :D
Un besito de los momentos del irc que sólo quedan en nuestra memoria, muak!
Siempre te dije que me encantaba lo que escribias... y lo sigue siendo asi. No soy excesivamente buena para esto, pero al menos aqui te dejo mi paso por aqui que no es poco ^^
Un besote enorme
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