Todos nuestros hijos nacieron muertos. Al nacer no lloraron, se rieron de nosotros. Se aplastaron contra la vida, como cigarrillos contra el cenicero. Nos aplastaron contra la vida: ellos, que no tenían fuerzas. Y decidieron cambiar su futuro por nuestro abismo.
Ahora cuando hablamos lo hacemos a solas. En secreto pensamos preguntas terribles, pero sabemos que preguntar no serviría de nada porque no hay respuestas ni consuelo posibles. Estamos encerrados en un apartamento o en una cárcel hecha de recuerdos hechos de fetos muertos: ellos con su silencio de necrópolis construyeron el nuestro. En nuestro piso, en nuestro Chernóbil particular, todo huele a cadáver.
Me gustaría irme lejos de aquí. Porque tú representas mi fracaso. Porque quizás ya no te quiero ver nunca más. Porque dormir a tu lado ya no es dormir contigo.
Pero a veces te acercas, me dices: dejémoslo todo atrás. Volvámoslo a intentar.
Entonces cierro los ojos
y tengo agujeros en los párpados.
Ahora cuando hablamos lo hacemos a solas. En secreto pensamos preguntas terribles, pero sabemos que preguntar no serviría de nada porque no hay respuestas ni consuelo posibles. Estamos encerrados en un apartamento o en una cárcel hecha de recuerdos hechos de fetos muertos: ellos con su silencio de necrópolis construyeron el nuestro. En nuestro piso, en nuestro Chernóbil particular, todo huele a cadáver.
Me gustaría irme lejos de aquí. Porque tú representas mi fracaso. Porque quizás ya no te quiero ver nunca más. Porque dormir a tu lado ya no es dormir contigo.
Pero a veces te acercas, me dices: dejémoslo todo atrás. Volvámoslo a intentar.
Entonces cierro los ojos
y tengo agujeros en los párpados.
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