lunes, 24 de marzo de 2008

Camuflaje

Puedes esconderte en una ciudad con muchos habitantes, vivir en un piso como ellos, salir a la calle a comprar pan como ellos, puedes hablar con ellos. Puedes vestirte como ellos. Puedes acabar por los suelos de un bar una madrugada de sábado como ellos, si es acaso lo que quieres. Porque también puedes ir al cine y salir del lugar criticando la actuación del de turno, que si qué bueno Bardem, que si qué mal Nicholas Cage, etc. Puedes juntarte con varios y conspirar contra el gobierno que toque mientras tomas café en una terraza o en el salón de tu casa o de la suya. Puedes unirte a unos cuantos y edificar a las afueras y hacer trincheras de ladrillos para hacer crecer vuestro hormiguero. Puedes comprar armas con ellos y defender vuestra ciudad, porque es normal que tengas miedo de los que no son de los de allí. Puedes ocultarte y mezclarte hasta la saciedad con ellos. Puedes morir por ellos porque creerás que eres parte de ellos, sólo la uña de un dedo del enorme cuerpo que es la ciudad apretando un gatillo. Pero recuerda que por mucho que finjas, que te hundas en el conjunto, te desgranes poco a poco en el grupo de migas, por mucho que, en fin, te desfigures para figurar, la ciudad sólo es un escupitajo en medio del desierto. Y el desierto es enorme.

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