domingo, 16 de marzo de 2008

Homenaje a Lot

Nadie sabía si ocurrió antes o después de que el vehículo impactara contra el camión y saliera de la carretera. Todos los ocupantes muertos, vaya por Dios. El inspector repasa los cadáveres, incrustados de forma macabra en el puzle en el que se había convertido el Seat. Qué puede haber sucedido, se pregunta el policía repasando los restos humanos deformados por el golpe. Se detiene a la altura de lo que era la puerta del conductor. Eso no es humano, se dice. Acerca su mano a aquella masa blanca que ocupa el asiento del conductor, toca con los dedos eso que parece formar un rostro y ve cómo el conjunto se derrumba en un montón de polvo blanco. Se aparta confuso, mira un tronco que sale por la ventanilla. Es como si fuera el brazo del conductor, parece. Agarrándose en última instancia al retrovisor. Mirando a través de él, fracasando. Definitivamente nadie debería dejar conducir a las estatuas de sal.

No hay comentarios: