Confía en el silencio.
Eso me dijo. Confía en el silencio. Mientras ponía su dedo índice sobre mis labios. Pero algo incrustado en mi cuello luchaba por salir. Asentí poco convencido, apretando mis labios contra su dedo, haciendo terribles esfuerzos por evitar que aquello saliese a la luz, aquello que apretaba mis cuerdas vocales y se manifestaba como un murmullo sordo que se propagaba desde la tráquea hasta su mano, hasta su cuerpo, hasta el aire del cuarto en el que estábamos frente a frente. Lo tenía encerrado pero se bastaba para invadir todo, impregnándolo de su zumbido siniestro, trepaba por mi garganta, llegaba hasta la lengua, se deslizaba por ella y arrastraba a los dientes en su danza, les hacía castañear como un invierno moscovita. La saliva entraba a formar parte del juego, surgía a borbotones, se deslizaba imposible de contener a través del sonido que escapaba por entre los labios, desbordaba los límites en una catarata que goteaba mentón abajo. Ella se decidió, apretó sus manos contra mi boca, una encima de otra, todo su cuerpo volcado sobre los labios que ya sangraban de tanta presión, se acercó a mis oídos y me dijo que fuera fuerte, que podía aprender a contenerlo, a contenerme. Pero no fue así. Reventé. Sapos y culebras, el silencio roto. Olía a azufre. Los dos lo entendimos en ese momento: algo había cambiado. Y olía tanto a azufre.
Eso me dijo. Confía en el silencio. Mientras ponía su dedo índice sobre mis labios. Pero algo incrustado en mi cuello luchaba por salir. Asentí poco convencido, apretando mis labios contra su dedo, haciendo terribles esfuerzos por evitar que aquello saliese a la luz, aquello que apretaba mis cuerdas vocales y se manifestaba como un murmullo sordo que se propagaba desde la tráquea hasta su mano, hasta su cuerpo, hasta el aire del cuarto en el que estábamos frente a frente. Lo tenía encerrado pero se bastaba para invadir todo, impregnándolo de su zumbido siniestro, trepaba por mi garganta, llegaba hasta la lengua, se deslizaba por ella y arrastraba a los dientes en su danza, les hacía castañear como un invierno moscovita. La saliva entraba a formar parte del juego, surgía a borbotones, se deslizaba imposible de contener a través del sonido que escapaba por entre los labios, desbordaba los límites en una catarata que goteaba mentón abajo. Ella se decidió, apretó sus manos contra mi boca, una encima de otra, todo su cuerpo volcado sobre los labios que ya sangraban de tanta presión, se acercó a mis oídos y me dijo que fuera fuerte, que podía aprender a contenerlo, a contenerme. Pero no fue así. Reventé. Sapos y culebras, el silencio roto. Olía a azufre. Los dos lo entendimos en ese momento: algo había cambiado. Y olía tanto a azufre.
5 comentarios:
Siempre que puedo busco la noche
es tan sencillo como dejarse
Siempre que puedo busco la noche
es tan sencillo como dejarse.
Hay tantas cosas buenas sueltas que tragar
Hay que decidir qué hablar y qué explicar sin más
Puentes que llevan, casas que tienen
quiero besarte sin explicarte...
...Que no entiendo el mundo
sin estar aquí contigo
Hay que decidir qué decir y qué cargarle a los demás
¿Quién sabe contar lo que está mal a los demás?
Caótico malvado
Caótico siniestro
Caótico cerrado
Caótico neutral
No hay gravedad capaz de atarme al suelo
no dudes que me acordaré de levantarme luego.
Hay que decidir qué decir y qué cargarle a los demás
Caótico malvado
Caótico siniestro
Caótico cerrado
Caótico neutral.
ey tio! esta guapo esto! es tuyo? lo k no sé es pork lo publicas aki y no en tu propio blog!? sera k leen más los comentarios de este k las entradas del tuyo. jajaja
xDDDDD
Ya quisiera que fuera mío, pero es de mi colega Iván.
Sin duda es así, y aún diré que probablemente el motivo es que la diferencia de calidad entre el suyo y el mío es notoria.
Debo reconocer que me ha resultado una genialidad tu sutil vacile.
Sólo cometes un error: la medida en que ello me importa.
jaja puck, eres asombroso de verdad. fui yo la del comentario. machacame si quieres ;) (solo queria ver tu reaccion ante otra persona, me encanta)
F
x cierto, alberto, me gusta el nuevo formato del blog. q me dejaba los ojos en las letritas rojas esas. un beso a los dos!
Bienvenida la resureccion de la Nota de autor
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