En días como hoy me conformo con un cigarrillo, un café y un analgésico. En estas condiciones no se puede pedir mucho más –aunque no niego que me gustaría tener aquí alguien real con quien conversar al hilo de una lata de cerveza sobre la muerte y el sexo y el amor y la guerra y la enfermedad y después, quién sabe qué haríamos después–, sólo puedo sentarme en mi silla y esperar a que pase el tiempo.
Hoy es un día ideal para hacerme existencialista viendo la televisión o masturbándome a solas frente al ordenador. O quizás es que ya soy existencialista y por eso cada tecla contra mis dedos es una realidad demostrándome que ahora (el ahora en el que escribo y no el ahora en que me lees) no hay nada más que teclas y dedos, o que al menos no debería haber nada más. No debería haber nada más que esta vida, este café y este cigarrillo.
Aunque en realidad no aspiro a una vida, pero sí a una novela, esta novela, todas las novelas aquí, una pira de novelas ardiendo y el humo y nosotros asistiendo a nuestra propia incineración aquí, tú y yo, porque no hay ninguna otra forma de que pueda atreverme a volver a hablar con nadie más, ni siquiera contigo, que con este fuego y esta novela, y así sería lo más parecido a volver a sentir un escalofrío, con esta ficción que nos he creado y que, en días como hoy, me sirve para algo, aunque todavía no sepa para qué.
Hoy es un día ideal para hacerme existencialista viendo la televisión o masturbándome a solas frente al ordenador. O quizás es que ya soy existencialista y por eso cada tecla contra mis dedos es una realidad demostrándome que ahora (el ahora en el que escribo y no el ahora en que me lees) no hay nada más que teclas y dedos, o que al menos no debería haber nada más. No debería haber nada más que esta vida, este café y este cigarrillo.
Aunque en realidad no aspiro a una vida, pero sí a una novela, esta novela, todas las novelas aquí, una pira de novelas ardiendo y el humo y nosotros asistiendo a nuestra propia incineración aquí, tú y yo, porque no hay ninguna otra forma de que pueda atreverme a volver a hablar con nadie más, ni siquiera contigo, que con este fuego y esta novela, y así sería lo más parecido a volver a sentir un escalofrío, con esta ficción que nos he creado y que, en días como hoy, me sirve para algo, aunque todavía no sepa para qué.
3 comentarios:
Amén
me gusto lo k escribiste ... muy bueno
me gusto lo k escribiste ... muy bueno
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