viernes, 4 de abril de 2008

Metadona

No puedo prometerte la luna porque no soy un poeta.
Sería conveniente aceptarlo.
Sin embargo hay días que me hago ilusiones en vano. Falsas esperanzas.
Es entonces cuando me creo capaz de prometerte, al menos, una vida sin defectos.
Y como no sé cómo prometerte tal cosa, escribo aquí.
Es igual que entrar en un centro de desintoxicación. A pesar de que al volver a casa la cuchara estará esperando.
Todo seguirá igual. Como si nunca hubiese pasado nada entre nosotros, mi querida adicción.

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