¿Sol? Claro. Tú no lo llegaste a ver, hijo mío, pero cuando yo era joven, cuando tenía tu edad, había sol. No lo puedes entender, pues has nacido en un mundo condenado a la noche, con esas fatídicas farolas estelares que ponen desde por la mañana hasta el final de la tarde, imitando de mala manera el auténtico sol. Es cierto que alguna ventaja nos ha traído, como que ahora el cáncer de piel sea una rareza o que podemos decidir a nuestro antojo cuándo iluminar, aunque llueva todos los días. Antes era una casualidad ver sol y lluvia a la vez, hijo. Ahora es la norma general. Raro es el día que no llueva con esas nubes perennes azotando constantemente nuestros cielos. Hijo, si tú supieras. Había algo más allá de los tubos fluorescentes. Había luz de verdad. Mira mis fotos. ¿Ves? Cielo azul. No esta condenada mierda que hay ahora. Cuando hacía sol, no los neosoles esos, o como coño quieras que los llamen, los bares abrían terrazas y la gente se sentaba allí a tomar algo sonriendo. Las chicas tomaban el sol al aire libre, a veces en top less. Yo no lo entendía. Creía que era una imbecilidad ponerse ahí a tomar el sol perdiendo el tiempo. Pero ahora que la forma más parecida de perder el tiempo es empaparse mientras te iluminan grandes focos que recalientan los chubasqueros te juro que lo echo de menos. Es como si hubiéramos convertido todo en plástico. A nuestra imagen y semejanza. Como si fuéramos los dioses del PVC. Unos auténticos imbéciles, en definitiva. Llaman, serán tus amigos. Hala, vete con ellos. Yo me quedaré aquí viendo la televisión. A veces echan algo decente, ¿sabes?
3 comentarios:
uffff, una vida sin sol, menuda rayada!!!
Pero es la caña! ^^
Quisiera verte dentro de 50 años, a ver si sigues prefetizando.
Prefetizando no sé, profetizando tal vez...
Felicidades por el escrito.
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